Resumen: La columna salomónica es un elemento de la arquitectura que se popularizó en el Barroco gracias a la obra del Baldaquino de San Pedro de Bernini. Pero su origen no surge en el Barroco sino que ya se tiene conocimiento de ella desde la época romana. En España y en Hispanoamérica se generalizó su uso en la segunda mitad del siglo XVII y principios del siglo XVIII, utilizándola en escultura y arquitectura principalmente.
Summary: The Solomonic column is an element of architecture that became popular in the Baroque Art through the work of St. Peter’s baldachin by Bernini. But its origin does not arise in the Baroque and already it is known since Roman times. In Spain and in Latin America use became widespread in the second half of the seventeenth and early eighteenth century, using it primarily in sculpture and architecture.
LA COLUMNA SALOMÓNICA: GENERALIDADES
La columna salomónica es una elemento sustentante que se utiliza en arquitectura y escultura. Está formada por una basa y un capitel y lo que le caracteriza es el fuste trabajado de manera helicoidal y decorado con temática vegetal.
Recibe su nombre porque se tiene la creencia de que la forma de estas columnas eran las que estaban levantadas en bronce en el Templo de Jerusalén y que fueron mandadas construir por el rey Salomón. Aunque el texto bíblico describe estas columnas, no especifica de manera concreta que fueran construidas con un fuste helicoidal:
“El rey Salomón envió a traer de Tiro a Hiram, hijo de una viuda de la tribu de Neftalí, cuyo padre era un hombre de Tiro, un artesano en bronce. El estaba lleno de sabiduría, inteligencia y experiencia para hacer todo el trabajo en bronce. El fue al rey Salomón e hizo toda su obra.
Hiram modeló las dos columnas de bronce; cada columna tenía 18 codos de alto, y una circunferencia de 12 codos. Hizo también dos capiteles de bronce fundido, para que fuesen puestos sobre la parte superior de las columnas. Un capitel tenía 5 codos de alto, y el otro capitel también tenía 5 codos de alto. Los capiteles que estaban en la parte superior de las columnas tenían redes de trenzas en forma de cadenillas; siete para un capitel y siete para el otro capitel. Hizo las granadas en dos hileras alrededor de cada red, para cubrir los capiteles de la parte superior de las columnas. Lo mismo hizo para el otro capitel. Los capiteles que estaban sobre las columnas en el pórtico tenían forma de lirios, y eran de 4 codos. Los capiteles sobre las dos columnas tenían 200 granadas en dos hileras, encima de la parte abultada del capitel que estaba encima de la red, tanto en el primer capitel como en el segundo.
Entonces erigió las columnas en el pórtico del templo. Cuando erigió la columna del sur, llamó su nombre Jaquín; y cuando erigió la columna del norte, llamó su nombre Boaz. Puso en la parte superior de las columnas un motivo de lirios. Así concluyó la obra de las columnas” (I Libro de los Reyes, 7, 15-22).
La columna salomónica se popularizó desde Italia al resto de Europa a través de la gran obra del Baldaquino de la Basílica de San Pedro (Roma), levantado por Gian Lorenzo Bernini en 1624. Gracias a esta obra, será un elemento de gran influencia que va a caracterizar el momento Barroco, en donde la majestuosidad y teatralidad de sus arquitecturas y retablos será lo más llamativo en este periodo.
No obstante, no fue un elemento que surgió de la nada, sino que en la antigua basílica paleocristiana de San Pedro, de época de Constantino, ya existían cuatro columnas salomónicas que presidían su altar. La tradición cuenta que fue el mismo Constantino quien las trasladó del Templo de Salomón. En el fresco de de Giulio Romano de la Donación de Constantino (1519-24) en el Palacio Vaticano, realiza una representación del interior de la antigua basílica de San Pedro con las columnas salomónicas en su altar.

Detalle del mural de La Donación de Constantino por Giulio Romano en 1519-24 (Palacios Vaticanos, Roma)
Puesto que eran conocidas por el mundo cristiano, veremos que este tipo de columnas son utilizadas, de una manera u otra, desde la época romana. Por esta razón si indagamos un poco en las fuentes iconográficas de los periodos artísticos que lo anteceden podremos encontrar ciertas reflejos de este tipo de columnas helicoidales.
FUENTES E IMÁGENES DE LA COLUMNA HELICOIDAL
El arte romano, con sus órdenes arquitectónicos fijados (toscano, dórico, jónico, corintio y compuesto), utilizó en este tipo de columna como un elemento decorativo. Uno de los ejemplos más característicos son las grandes columnas historiadas del foro de Trajano (año 114) o la columna de Marco Aurelio (176-192). Estas columnas poseían un fuste en donde, de manera helicoidal, se narraban batallas y hechos históricos de sus emperadores.
En España, encontramos la columna con estrías helicoidales de origen romano en muchas de las ciudades romanas hispánicas. Concretamente en Córdoba, no sólo podemos ver este tipo de columnas reutilizadas en la mezquita, sino que también podemos apreciarlas en la decoración de algunos sarcófagos paleocristianos hispánicos.
El mundo bizantino y de la alta edad media, también recrean la columna helicoidal, más como un elemento decorativo que como un elemento sustentante. Algunos ejemplos los encontramos en mosaicos como los de San Apolinar el Nuevo (s.VI), o en miniaturas o códices medievales, como el Códex Aureus (810) en la Biblioteca Nacional de Rumanía.
También en el arte asturiano español, será muy característico la utilización de la columna sogueada que proviene de la tradición visigoda y a su vez la romana y bizantina.
En el románico y el gótico también encontramos ejemplos del uso de la columna con decoración de estrías helicoidales. El foco principal siempre es Italia, en cuyos edificios podemos encontrarnos estas columnas pero siempre con una función decorativa y careciendo de un protagonismo. Como elemento de soporte, suelen aparecer estas columnas en los claustros.
En la escultura y pintura del gótico también aparecen representadas con objeto de un recurso decorativo y nuevamente el foco italiano será el principal exportador de su representación. En otras artes menores como la platería, los tapices, marfiles… podemos encontrar ejemplos de estas columnas.

Retablo de la Anunciación con dos santos de Simone Martini. Ha. 1330 (Galería de los Uffizi, Florencia)
Ya en el renacimiento empieza a tener mayor protagonismo, no tanto en la arquitectura sino más bien en la pintura. De esta forma uno de los primeros ejemplos en donde se demuestra la representación de la columna, no como decoración de estrías helicoidales, sino como la propia columna salomónica es en los cartones de Los Hecho de los Apóstoles realizado por Rafael Sanzio entre 1515-16. Concretamente en el cartón de La curación del ciego, la escena se representa en el interior de una sala cuya columnas siguen el modelo salomónico.
Además del fresco de Giulio Romano de la Donación de Constantino (1519-24) en el Palacio Vaticano, en el que refleja las columnas salomónicas de la antigua basílica, como discípulo de Rafael, tomará como referencia el cartón antes expuesto para crear la obra de La Circuncisión (1522) en donde copia el modelo de ubicar la escena en el interior de una sala con columnas salomónicas
El Manierismo recoge esta misma temática y lo emplea en decoraciones murales de palacios. Federico Zuccaro así lo hace en la entrada del Oratorio del Gonfalone, realizado entre 1569 y 1576. La escenas de la pasión representadas en sus muros están enmarcadas por la decoración de columnas salomónicas.
EL BALDAQUINO DE BERNINI EN SAN PEDRO DEL VATICANO
Viendo que con anterioridad a la obra de Bernini, ya era conocida la columna helicoidal y salomónica, sólo había que ponerla en práctica y utilizarla como elemento arquitectónico. Antes de que Bernini llevara a cabo su obra del Baldaquino, hay que hacer referencia al tratado de Los 5 órdenes de arquitectura de Vignola, publicado en 1562. Es importante este tratado porque en una de sus páginas, Vignola explica cómo realizar la columna salomónica aportando para ello un dibujo con planta y alzado para ello.
Sin duda Bernini tuvo en cuenta este tratado, así como ejemplos anteriores vistos en pinturas, frescos o tapices para llevar a cabo su gran obra. El Baldaquino de San Pedro (1624-1633) representa un enorme palio realizado en bronce sobre la tumba de San Pedro. Todo ello realizado en bronce. Bernini utiliza por primera vez un orden gigante de columna salomónica y decorada con pámpanos y motivos vegetales para ofrecer mayor riqueza al monumento e introduciendo así un modelo que marcará los inicios del barroco.
La difusión y su influencia no se hará esperar y gracias a los viajes de artistas o las estampas difundidas, la obra será conocida en toda Europa y marcará una gran influencia en el periodo del barroco, sobre todo en España y América.
LA COLUMNA SALOMÓNICA EN ESPAÑA
Previo a utilizar la columna salomónica en España, ya existía la tradición en retablos de la primera mitad del siglo XVII la utilización de columnas de orden clásico con decoración de estrías helicoidales, sobre todo en el mundo del retablo.
El tratado de Vignola publicado en 1562 en Italia, fue traducido al castellano por el pintor Patricio Caxés en Madrid y publicado en 1593, en donde se incluía la lámina de cómo trabajar la columna salomónica. Al mismo tiempo, la primera aparición de la columna salomónica, aunque con un sentido decorativo, se expone en una fecha temprana a través del Tabernáculo de plata de la Catedral de Sevilla, realizado por Juan de Alfaro entre 1593 y 1596.
La primera vez que se tiene aceptado en la historiografía el uso de esta columna en los retablos, es en el Retablo de las Reliquias en la Catedral de Santiago de Compostela, realizado por Bernardo Cabrera en 1625, en cuyo contrato queda especificado que “las quatro colunas principales que señala la dicha trasa an de ser aculebradas y entorchadas”.
Poco después, en 1630, Francisco Díaz del Ribero la utiliza en el retablo de la iglesia de Santos Justo y Pastor de Granada. Y en 1637 aparece en Zaragoza, en el retablo de la Capilla de Santa Elena en la Seo de Zaragoza.
Alonso Cano, arquitecto, escultor y pintor granadino, experimentó en sus dibujos con la utilización de la columna salomónica en la arquitectura. Así se demuestra de un dibujo suyo conservado en la Biblioteca Nacional de Madrid y fechado entre 1650 y 1667.
Pero el gran apogeo de la columna salomónica en España vendrá de la mano de José Benito de Churriguerra en donde el retablo de la segunda mitad del siglo XVII y principios del siglo XVIII cobra más importancia los elementos decorativos y arquitectónicos que la propia escultura o pintura devocional. De esta manera, gracias al protagonismo de la columna salomónica, en España se empezó a determinar un estilo propio llamado el Churrigueresco. El retablo de que marcó una nueva tendencia fue el Retablo del Convento de San Esteban (Salamanca), realizado en 1693.
No solamente en el mundo del retablo se aprecia este elemento tan característico del Barroco final, sino que también en las fachadas de palacios, iglesias o conventos se levantan imitando el modelo de los retablos barrocos o utilizadas como elemento sustentante en el interior de los templos.
Toda esta explosión de artificio teatral no sólo se queda en España, sino que en la Nueva España, lugar en donde se fundaron numerosas iglesias y conventos, el retablo adquirió una gran importancia y el estilo churrigueresco con sus columnas salomónicas también se hacen eco de esa moda.
BIBLIOGRAFÍA
OTERO NÚÑEZ, R.: “Las primeras columnas salomónicas de España” en Boletín de la Universidad Compostelana, 63. 1955, pp. 337-344.
FERNÁNDEZ, Marta: “Los tratados del orden salomónico: Juan Ricci, Juan Caramuel y Guarino Guarini en la arquitectura Novohispana” en Quintana. Revista de Estudos do Departamento de Historia da Arte, núm. 7, 2008, pp. 13-43
Por David Gutiérrez
