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IMÁGENES BARROCAS DE CRISTO CRUCIFICADO EN MADRID / Baroque images of Crucifixion in Madrid

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Resumen: Una de las iconografías más famosas en la escultura del barroco español es la del Cristo Crucificado. Tiene una serie de características que repiten continuamente con algunas pequeñas diferencias y son magníficas obras que los escultores del momento realizaron para iglesias, conventos o cofradías. Muchas de estas imágenes aún se veneran y salen a la calle en las procesiones. En la ciudad de Madrid aún se conservan algunas de estas obras realizadas por afamados escultores de los siglos XVII y XVIII. En este post hacemos un comentario de algunas de ellas.

Summary: One of the most famous iconography in the Spanish Baroque sculpture is the Christ Crucified. It has a number of features that continuously repeated with some small differences and are magnificent works of sculptors of the time made for churches, convents and brotherhoods. Many of these images still are revered and go out in processions. In the city of Madrid still preserved some of these works by famous sculptors of the seventeenth and eighteenth centuries. In this post we comment some of them.

Cristo Estudiantes

Procesión Cristo de los Estudiantes (Madrid) (Fuente: www.pasos-palios.blogspot.com.es)

Se acerca la Semana Santa, una fiesta religiosa que siempre ha tenido gran tradición en España, sobre todo por los pasos procesionales que salen a la calle para su veneración y recuerdo de lo acontecido en el ciclo de la Pasión de Cristo. A partir del Concilio de Trento y sobre todo del barroco español proliferaron todo tipo de imágenes religiosas que recordaban este hecho y entre todas las iconografías nos vamos a centrar en esta ocasión a los Cristos Crucificados.

La imagen de Cristo Crucificado ya proviene desde los orígenes del cristianismo, pero su iconografía viene asociada al momento del hecho de la Crucifixión, dentro del ciclo de la Pasión, y en todo caso al momento del Calvario en donde la figura del Cristo en la cruz viene acompañada de la Virgen y San Juan Evangelista. A medida que se avanza el siglo XVI y sobre todo entrado el siglo XVII, la figura de un Cristo Crucificado de manera aislada pasa a ser una representación que no suele faltas en iglesias y conventos y con ello, las escuelas escultóricas castellana y andaluza lo van a repetir continuamente en su obra.

Por marcar algunas características generales de estas imágenes podemos decir:

  • Los modelos que se representan son dos:
    • Cristo Crucificado vivo: Es el momento previo a la muerte, con la cabeza de Cristo mirando al cielo intentando expresar sus últimas palabras cuando dice “Padre, en tus manos entrego mi espíritu; y diciendo esto, expiró” (Lc. 23, 46).
    • Cristo Crucificado muerto: Que es el momento posterior, cuando ya se ha producido la muerte, en el que aparece con la cabeza caída y con la llaga de la lanza clavada en el pecho aludiendo el pasaje de San Juan “Pero uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza, y en seguida salió sangre y agua” (Jn. 19, 34).
  • La cruz puede esculpirse o bien como dos maderos trabajados o bien imitando dos troncos de madera, que es lo habitual.
  • La corona de espinas puede estar esculpida o puede ser un accesorio adicional.
  • Trabajo naturalista y fiel del cuerpo de Cristo, a veces en una proporción similar al hombre para hacerlo más humano.
  • El patetismo de la figura se acentúa a través de la policromía de la sangre que se centra en la llaga del costado, pies y manos, rodillas dañadas y ensangrentadas e hilos de sangre que corren por la frente, hombros y torso de Cristo.
  • El paño de pureza puede ser estático o dinámico. Si es dinámico hace alusión al pasaje “Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por en medio” (Lc. 23, 45). Puede estar anudado con la propia tela, lo más común es que esté a la derecha del Cristo pero puede estar a la izquierda, aunque otro modelo es que esté atado o sujetado por una cuerda.
1621. Juan de Mesa. Catedral Almudena 02

Cristo de la Buena Muerte. Juan de Mesa. 1621. Catedral de la Almudena (Imagen: Yolanda Pérez Cruz / www.dondepiedad.blogspot.com.es)

Todos los grandes escultores de las distintas escuelas españolas del barroco realizaron estas obras. En esta ocasión me voy a centrar en algunas esculturas barrocas que se conservan en algunas iglesias de Madrid y que pertenecen a escultores barrocos destacados en el panorama español. Son tan sólo una representación de los más famosos aunque existen otros muchos otros en iglesias y conventos pero puede ser una muestra del maravilloso patrimonio artístico que existe en la ciudad de Madrid.

CRISTO DE LA BUENA MUERTE. 

Juan de Mesa. 1621 (Catedral de la Almudena)

Juan de Mesa (1583-1627) es un escultor barroco de la escuela andaluza que se formó con el también famoso escultor Martínez Montañés. Una de sus producciones más abundantes son los Cristos Crucificados, los cuales suelen tener una tamaño superior a la escala humana. El Cristo de la Buena Muerte que se conserva en el presbiterio de la Catedral de la Almudena fue realizado en 1621 siguiendo el modelo del Cristo Crucificado que años antes realizó para la Compañía de Jesús de Sevilla. Su procedencia original es de la Colegiata de San Isidro, antiguo convento de la Compañía de Jesús en Madrid.

Se trata de un Cristo de tres clavos, con la cruz imitando el tronco de madera. Es un Cristo muerto, con las rodillas flexionadas estando la derecha sobre la izquierda, mostrando la llaga de la lanza, y la cabeza caída verticalmente aunque ligeramente inclinada. El paño de pureza anudado a la cintura se llena de pliegues que provoca fuertes contrastes de claroscuro y con sensación de ser paños mojados. Se encuentra anudado a la derecha de Cristo y sin apenas movimiento. El dramatismo de la imagen se acentúa en la llaga del costado sangrante, cuya policromía inunda el paño de pureza, también en las rodillas dañadas, la sangre y posición de los dedos de las manos clavadas en la cruz y las líneas de goteos de sangre que caen verticalmente por el torso como consecuencia de los daños por la corona de espinas. Se ha perdido la corona de espinas que debió ser independiente, aunque la talla está preparada para haber sido puesta sobre la cabeza.

1621. Juan de Mesa. Catedral Almudena

Cristo de la Buena Muerte. Juan de Mesa. 1621. Catedral de la Almudena (Imagen: Yolanda Pérez Cruz / www.dondepiedad.blogspot.com.es)

CALVARIO

Antón de Morales. 1622-1625 (Convento de las Carboneras)

Antón de Morales es granadino de nacimiento pero se formó en Sevilla. Tuvo su auge en Madrid al ser seguidor del escultor italiano Pompeyo Leoni, quien junto a su padre Leon Leoni,  trabajaron en el círculo del Escorial. Su obra más famosa conservada es el retablo de la iglesia del Convento de Jerónimos del Corpus Christi, más conocido como Las Carboneras, para el cual diseña el retablo así como tallará las esculturas del mismo en 1622, al que se sumará el maravilloso lienzo de la Ultima Cena de Vicente Carducho. Del conjunto de la Crucifixión, destaca el Cristo Crucificado cuyo modelo es el de Cristo muerto. La cruz está tallada como dos listones de madera. El Cristo es de tres clavos, con las piernas ligeramente separadas aunque dobladas, la cabeza está inclinada hacia un lateral. Se denota la musculatura de la obra, con un magnífico estudio. El paño de pureza está anudado a la derecha de Cristo, ligeramente volado en el paño que cae a la derecha, y ligeramente caído en el costado de la izquierda del Cristo. Apenas hay mucho dramatismo, sino más bien naturalismo, ya que lo único que llama la atención es la llaga del costado algo sangrante pero apenas se acentúa más dramatismo. Es una escultura más bien anclada en la segunda mitad del siglo XVI siguiendo el modela de la Crucifixión del retablo del Escorial realizado por su maestro Pompeyo Leoni.

1622. Antón de Morales. Las Carboneras 02

Calvario del Retablo del Convento de las Carboneras. Antón de Morales. 1622. Madrid (Fuente: www.palios.wordpress.com)

CRISTO DEL DESAMPARO

Alonso de Mena. 1635 (Iglesia de San José)

Alonso de Mena y Escalante (1587-1646) es uno de los padres de la escultura barroca granadina, notable ejemplo del cambio de los modelos manieristas a los barrocos. Fue maestro de escultores tan famosos como sus hijos Alonso y Pedro de Mena, así como Pedro Roldán. En su producción realizada en madera destacan sus Inmaculadas, Vírgenes pero también los Cristos Crucificados.

El Cristo del Desamparo está considerado como uno de los más notables de su producción. Fue encargado en 1635 por el corregidor Fariñas el cual lo regala al Convento de los Capuchinos de Madrid y por eso se encuentra en la iglesia de San José. Se trata de un Cristo Crucificado de cuatro clavos, siguiendo el modelo que realizaron en pintura Pacheco y Velázquez. La cruz está trabajada como unos tableros de madera. Es un Cristo vivo, con los brazos muy extendidos y manos abiertas. La cabeza, a pesar de ser un Cristo vivo, se encuentra prácticamente en un plano central y no elevada mirando al cielo, no obstante el patetismo del rostro y la angustia de la mirada se acentúa al disponer los ojos de cristal, boca entre abierta, dramatismo en el rostro y sobre todo por el dolor que supone la espina que aparece clavada en la frente. La corona de espinas está esculpida directamente en la obra. El trabajo de la anatomía del cuerpo se acentúa más porque fue una talla que no fue policromada, algo que es extraño ver en la escultura. El paño de pureza es abundante, provocando numerosos pliegues y se sujeta por los dos modelos, el anudado de la tela además de una cuerda que lo rodea y se deja ver a un costado.

1635. Alonso de Mena. Iglesia San José

Cristo del Desamparo. Alonso de Mena. 1635. Iglesia de San José (Fuente: www.viendomadrid.com)

SANTÍSIMO CRISTO DEL OLIVAR

Manuel Pereira. 1647 (Oratorio del Santísimo Cristo del Olivar)

Manuel Pereira (1588-1683) es natural de Oporto y desde 1624 se encuentra trabajando en Madrid. Trabaja tanto la madera como la piedra y el alabastro y prueba de ello son algunas de las obras que se han conservado en Madrid. En su obra, con un cierto canon más estilizado, cercano a la obra de Alonso Cano, rehuye del dramatismo y se acerca más a una imagen más melancólica, es decir, que aúna la tradición portuguesa con la castellana.

Del antiguo edificio del Oratorio del Olivar nada se conserva de su construcción original ya que fue nuevamente levantado en el siglo XX. Y de su patrimonio artístico también fue muy expoliado en la Guerra de la Independencia, desamortizaciones y Guerra Civil. Afortunadamente lo que sí se conserva es la imagen del Cristo Crucificado documentada en 1647. A diferencia de otros modelos, esta obra se trata de un Cristo vivo de tres clavos, clavado en una cruz imitando los troncos del árbol. La cabeza está elevada hacia el cielo, ligeramente inclinada y con gesto de piedad. La espalda queda arqueada y separada ligeramente del palo de la cruz. La anatomía del Cristo, aunque bien definida, pero es menos pronunciada que las imágenes anteriores, no tan marcada en cuanto a la musculatura del torso o los brazos. No es una imagen excesivamente dramática pero sí piadosa. El paño de pureza se encuentra más apegado al cuerpo, muy anudado y sin sobresalir ningún pliegue o trozo por los laterales.

1647. Manuel Pereira. Cristo del Olivar

Cristo del Olivar. Manuel Pereira. 1647 (Fuente: www.viendomadrid.com)

CRISTO CRUCIFICADO

Juan Sánchez Barba. 1672 (San Antonio de los Alemanes)

El escultor Sánchez Barba (1602-1673) fue un escultor madrileño, discípulo de Manuel Pereira y tío del arquitecto Sebastián Herrera Barrionuevo. Su trabajo obtuvo alta estima en Madrid, y así por ejemplo, cuando en 1652 se contrató con Pedro de la Torre, arquitecto y ensamblador, la realización de un retablo para la iglesia del Convento de la Trinidad, quiso que las obras escultóricas fueran o bien de Manuel Perira o del propio Sánchez Barba “y no de ningún otro”.

El Cristo Crucificado de la iglesia del Hospital de San Antonio de los Alemanes es obra documentada suya y quizás de las últimas realizadas ya que se pagó el 12 de marzo de 1672. Se trata de un Cristo muerto clavado en una cruz que imita los troncos del árbol. Es un Cristo apacible, ligeramente serpenteante en la cruz, y con los brazos colgados en una V algo pronunciada. Los dedos de las manos clavados aparecen prácticamente cerradas a diferencia de otros Cristos que están más abiertos y tensos. La cabeza del Cristo está ligeramente inclinada, la barba aparece más pronunciada en la barbilla. Hay una tensión acentuada en los brazos en unión con el torso en donde se acusa más la anatomía. El paño de pureza posee unos pliegues muy angulosos, no se encuentra anudado a un lateral sino atado con una cuerda y el extremo del paño se abre de forma airosa y ondeando al viento. El dramatismo o patetismo de la escultura se acentúa por la llaga en el pecho de donde se derrama bastante sangre, las rodillas apenas aparecen dañadas aunque sí se se decora con la sangre. También en torno a la cabeza y hombros le recorren hilos de sangre así como de las manos también se acentúe la sangre caída por las muñecas.

1672. Sánchez Barba. San Antonio Alemanes

Cristo Crucificado. Juan Sánchez Barba. 1672. San Antonio de los Alemanes (Madrid) (Fuente: www.rutastranquilas.blogspot.com)

SANTÍSIMO CRISTO DE LA AGONÍA

Juan Sánchez Barba. 1650 (Oratorio del Caballero de Gracia)

Otro de los Cristos Crucificados de atribución segura a Sánchez Barba es el conservado en el Oratorio del Caballero de Gracia llamado el Santísimo Cristo de la Agonía. Este Cristo proviene de la iglesia de los Padres Agonizantes de San Camilo de Lelis ubicada en la Calle de Fuencarral y fue donada a este oratorio en 1885 por la Condesa de Albranca. El modelo de este Cristo recuerda en alguna manera al Cristo del Olivar, de hecho se llegó a dudar sobre la autoría de la obra. Es un Cristo de tres clavos, crucificado en una cruz imitando los troncos del árbol. Se trata de un Cristo vivo y agonizante. El ángulo de los brazos es muy similar a la obra de San Antonio de los Alemanes. Se acentúa la anatomía del torso de Cristo. La cabeza aparece ligeramente inclinada pero mirando al cielo con los ojos abiertos. Carece de la llaga de la lanza en el costado ya que representa el momento previo a la espiración a la muerte. El paño de pureza también cambia, es un ligero paño en donde volvemos a ver los pliegues angulosos y atado con una cuerda esculpida pero esta vez el paño se acentúa a la derecha del Cristo, dejando al descubierto la fisonomía de la pierna.

1650ha. Sánchez Barba. Caballero de Gracia

Santísimo Cristo de la Agonía. Juan Sánchez Barba. Ha. 1650. Oratorio del Caballero de Gracia (Fuente: www.viendomadrid.com)

CRISTO DE LAS PENAS Y LA BUENA MUERTE

Juan Pascual de Mena. Siglo XVIII (San Jerónimo el Real)

Pascual de Mena (1707-1784) es un escultor barroco de la escuela neoclásica del siglo XVIII. Se formó a la sombra de la influencia francesa e italiana y participó en la obra de las estatuas regias del Palacio Real de Madrid. Tal fue su fama que llegó a ser director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid). Trabaja tanto la madera policromada como la piedra y el mármol. En su estilo se aprecia una mayor humanización de las figuras y un sentido más estático de las mismas producto de la nueva oleada neoclásica en el Madrid de Carlos III. En Madrid se conservan gran número de obras suyas entre las que puede destacar la figura del Neptuno de la fuente del mismo nombre diseñada por Ventura Rodríguez.

En la iglesia del antiguo convento de San Jerónimo el Real se conserva esta bella escultura del Cristo de la Buena Muerte que está ubicado en un altar neoclásico posterior. Ha sido afortunadamente restaurado y ha recuperado su policromía original. Es un Cristo muerto de tres clavos enclavado en una cruz que imita los troncos de madera. Tiene una factura muy neoclásica, más estática y pausada, acentuando el cuerpo humano, con la cabeza con caída vertical y el pelo orientado hacia la derecha de su cabeza. El paño de pureza es muy naturalista, con grandes contrastes de claroscuros propiciado por los pliegues el cual queda sujetado por medio de una cuerda. Los brazos en cruz no ofrecen un gran ángulo, sino están prácticamente rectos. La llaga en el pecho sangrante y los hilos de sangre repartidos por el torso es lo más llamativo, no acentuando el dolor en las heridas de las rodillas.

XVIII. Pascual de Mena. San Jerónimo el Real

Cristo de las Penas y la Buena Muerte (Antes y después de la restauración). Juan Pascual de Mena. Siglo XVIII. San Jerónimo el Real (Fuente: www.archimadrid.es)

CRISTO DE LA FE Y EL PERDÓN

Luis Salvador Carmona. Siglo XVIII (Iglesia de San Miguel)

Salvador Carmona (1709-1767) es un escultor barroco de la escuela castellana del siglo XVIII, quien se formó en Madrid, en el taller del también escultor Juan Villabrille y Ron. También participó en esculpir en piedra y mármol algunas de las estatuas para el Palacio Real de Madrid, a la vez que también obtuvo un cargo en la reciente Real Academia de Bellas Artes junto a su compañero Juan Pascual de Mena. Su obra es principalmente religiosa, y sigue los nuevos ideales neoclásicos de dulzura y serenidad, separándose un poco del aspecto más humano y realista que imperaba el primer barroco y acercándose a un idealismo en la escultura.

La escultura del Cristo de la Fe y el Perdón, titular de la Hermandad de los Estudiantes de Madrid, es una obra excepcional y de gran calidad en la escultura madrileña del siglo XVIII. Es un Cristo muerto de tres clavos con cruz imitando la madera aunque con remates dorados. El Cristo posee un trabajo del cuerpo mucho más dulce y clasicista pero sin obviar las formas anatómicas. La cabeza carece de corona de espinas, lo cual se intuye que ha de portarla de manera independiente, y se halla ladeada hacia un lateral. El pelo queda recogido hacia un lado. El paño de pureza queda anudado en el centro del Cristo aunque está sujetado por una cuerda que lo rodea. Llama la atención la posición de los brazos, los cuales quedan colgados formando una curva cosa que no sucedía con los Cristos del siglo XVII. También carece de acercamiento del dolor y el sufrimiento ya que apenas se muestran hilos de sangre por el cuerpo y queda centrado principalmente en la llaga del costado y sangrante pero de una manera no muy natural.

XVIII. Salvador Carmona. Iglesia San Miguel

Cristo de la Fe y el Perdón. Luis Salvador Carmona. Siglo XVIII. Iglesia de San Miguel (Fuente: Wikipedia / Usuario: Barcex)

Por David Gutiérrez

BIBLIOGRAFÍA

  • BASANTA REYES, María Belén: “La parroquia de San Ginés de Madrid” en Cuadernos de Arte e Iconografía. Madrid, Tomo IX, números 17-18, primer y segundo semestre de 2000.
  • BLANCO MOZO, Juan Luis: “Juan Sánchez Barba (1602-1673)” en Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, Vol. XV, 2003, pp. 79-98.
  • MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José: Escultura barroca en España. 1600-1770. Manuales de Arte Cátedra. Ediciones Cátedra, S.A. Madrid, 1998.
  • PERDIGÓN, Jesús María: “Crucifijos de Madrid” en ABC, 6 de abril de 1944, p. 11.
  • Retablos de la Comunidad de Madrid. Dirección General de Patrimonio Histórico. Comunidad de Madrid. 2002 (2ª Edición).


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